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miércoles, 1 de octubre de 2014

Desenroscar un anhelo



Gracias a "Tapones para una vida", de la Fundación SEUR, la familia de Tony podrá pagar parte de la nueva silla de ruedas que precisa y la adaptación de la vivienda en la que reside.

 


Desde los ocho años, a consecuencia de una leucemia linfoide aguda que le produjo una escoliosis neuromuscualar, Antonio Hernica, Tony, depende de una silla de ruedas para moverse. Pero a sus quince, en plena adolescencia, la que tenía se le quedaba demasiado pequeña y la vivienda en la que reside, en el casco histórico de Almadén, no acaba de ser accesible para sentirla un verdadero hogar.


Gracias a la Fundación SEUR y a su proyecto ‘Tapones para una vida’, la familia de Tony ha dado un paso más hacia su bienestar. La entrega ayer de un cheque de 3.385 euros, por la recogida de 16,9 toneladas de tapones de plástico de todos los colores y tamaños cuyo destino será la planta recicladora Acteco,  instalada en la localidad alicantina de Ibis, servirá a sus padres para pagar parte del préstamo que hace unos meses solicitaron para comprar la nueva silla y comenzar las obras de reforma para hacer de su inmueble una vivienda adaptada. Precisaba de rampas para salvar las gradas y de un cuarto de aseo a medida, entre otras muchas remodelaciones.


Tony es el quinto niño, el número 87 en España, al que la Fundación SEUR echa una mano con el fin de mejorar su calidad de vida en una apuesta añadida por despertar la conciencia medioambiental, ya que se reduce de manera importante la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases responsable del cambio climático.


Las propias familias son las que se ponen en contacto con la entidad que, después de estudiar el caso y las condiciones económicas de los solicitantes, se pone manos a la obra. «Cuantas más personas se impliquen en la recogida tapones (la mayoría son de polietileno de alta densidad), a más niños se podrá llegar y, sobre todo, con mayor agilidad», explicó la gerente de SEUR en Ciudad Real, Yolanda Torres, sin dejar pasar por alto la buena disposición de particulares, empresas, ayuntamientos, instituciones, colegios e institutos (como el Pablo Ruiz Picasso de Almadén) y, dentro de estos últimos, servicios de comedor escolar.


Su madre, María Vicenta Abenójar, se mostró muy agradecida a la Fundación SEUR, que nació en 2004 para canalizar las actuaciones de la compañía en el ámbito de la acción social, así como a toda la sociedad ciudadrealeña, sin olvidarse del importante papel de la Asociación de Familias de Niños con Cáncer (Afanion). «Los mercadillos solidarios que iniciamos en 2012 nos han servido para reunir mucho dinero», aseguró. Y es que el coste de la adaptación de la vivienda ha rozado los 28.000 euros. «Entre todos podemos ayudar a mucha gente que lo necesita», recordó el padre, Antonio Hernica.

ganar en autonomía. Hasta hace muy poco Tony hacía la vida en su habitación y en un pasillo ancho con una mesa y dos sillones. Después de las obras, que han sido posibles también gracias a una subvención de Fomento, el pequeño ha ganado en autonomía. «Al baño le tenía que llevar a pulso, porque la silla de ruedas no cabía por la puerta», confiesa Antonio.


«Antes no podía ir ni a la mitad de los sitios, sobre todo, por las escaleras. Son limitaciones a las que te vas acostumbrando, pero con ayudas se llevan bastante mejor», pone de manifiesto Tony invitando a la ciudadanía a que sigan reuniendo tapones que permitan hacerle la vida más fácil a otras personas. Como ya lo han  hecho también con Beatriz, Jorge o Aarón.
Fuente: latribunadeciudadreal.es/Raquel Santamarta
Fotografía: Rueda Villaverde


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